Último día...nadie se enoja

La nostalgia me sorprendió inundándome con el recuerdo de aquel último día: los rostros, los abrazos y las lágrimas fingidas de una improvisada despedida, las bromas sobre el futuro y las piadosas mentiras sobre mis méritos y aportes... hubo risas, te acuerdas? nos miramos a través del tumulto y sonreíste bajando la vista, quizás porque entendías, pensé que era extraño que alguien lo comprendiera y me llenó de esperanza aquella velada complicidad...hace tiempo necesitaba un cambio, otro ritmo, horizontes acordes a mis inquietudes.
Las muestras de afecto se multiplicaban, las risas  sonaban estruendosas, mientras columnas de humo subían dibujando arabescos, los rostros armaban un mosaico delirante donde las voces se sucedían en frases inconexas, trataba de abrazarlos a todos, de agradecer, de decirle a cada cual alguna palabra que no lograba articular...oía el tintinear de las botellas y sentía la agitación del tiempo agolpándose en el pecho
 recordándome que esa sería la última vez... tu, a la distancia, tiernamente me ofrecías una mirada apenas provocativa que se perdía entre destellos de rostros y luces giratorias...una persecusión de imágenes me invitaba a buscarte, intentaba abrazarte, realmente lo quería, hablabas sin parar, de nosotros, de no sé qué recuerdo antiguo, luego lanzábas gritos, juntos gritábamos mientras me desnudaba...sumergidos en aquella orgía delirante vociferabas con el rostro encendido.
Un torbellino, una multitud irrumpió, me alzaba desgarrándome, terminando nuestra tierna lucha cuando trataba de aferrarme fatigosamente a ti, cuando ya casi dejaba de sentir...finalmente tu piel fue alejándose tras el humo y voces y rostros mezclados...
Mientras me sacaban logré mirar a través del tumulto y te busqué con una sonrisa, para reinagurar nuestra complicidad, pero tu rostro se deshizo cuando estallaste en llanto y bajaste la mirada
...después de todo creo que tus lágrimas sí fueron sinceras.

Miguel (2004)